Franklin Sandi

Las horas y mi perro

 

Desnudas las paredes desmenuzan

menudas gotas de tiempo.

La ventana y el tul mutuamente se absorben.

 

Entre el olvido y el viento

desdibuja perspectivas el espejo

la espiga de la luz apunta al suelo

las volutas difuminan los escombros

y permanecen oscuros todos los cuartos sin luz.

 

Estas horas son veleros destinados al naufragio.

Si pasaran silenciosas flotarían

pero pasan desdibujando rostros

escondiéndose en las sombras

evaluándose al viento

y se autoexilian

hasta la noche estrellada que es la espalda de Dios.

 

Desguarnecido presiento

que pierdo la punta del ovillo

que adivino el redoble de tambores

que soy uno de los tantos golpes

pero no el motivo principal del maestro tamborero.

 

Para colmo esta noche

deshilvana mi perro grititos de violín.

 

Y creo que le comprendo.