Yo deliro en mis horas de insomnio,
entre los de deseos de mi loco amar,
y pregunto a las luces y sombras,
¿Quién conmigo dormirá?
Cuando el cansancio me invade
y mi ser cerca de fenecer está,
si llega de la existencia el desaire,
¿Quién mis restos con brío defenderá?
Cuando yo siento que ya la muerte,
los colores de la vida me extinguirá,
si mi vidriosos ojos han de cerrarse,
¿Quién mi alma a lo eterno preparará?
Cuando las horas de negrura
y su niebla dobleguen mi valor,
si los cansancios dan amarguras,
¿Quién me inspirará sagrado valor?
¿Quién tendrá labios para mi sed?
¿Quién fulgores en sus ojos llevará?
¿Quién puede calmar un dolor eterno
con el simple hálito de su suspirar?