Elizabeth Maldonado Manzanero

Miel para la vida, alcohol en las heridas

Se acabó el juego de la mentira

se acabaron las penas, ahora verdades sin anestesia,

pero que van sanando la herida

qué duro aprendizaje me llevó a perder la vida

en ese suspiro en ese instante en que tu boca confundí con la mía

en que tus ojos fueron la luz de mis agonías