En el firmamento, constelaciones brillan,
y entre ellas, tus ojos celestes destellan,
una galaxia de sueños se teje en la piel,
blanca y suave, cual luna en el cielo es.
Duerme, mi niña, que la noche inspira,
poemas en la oscuridad, versos que suspiran,
y la luna, testigo de nuestros secretos,
te arrulla con sus cantos, serenos y quietos.
Las estrellas danzan, como fuegos de artificio,
iluminando tus sueños con su magia y oficio,
el universo entero se inclina ante tu esencia,
pues eres un poema en la vastedad de la existencia.
En tus sueños danzan luciérnagas traviesas,
tejiendo mariposas de palabras traviesas,
y en cada suspiro que tu pecho dibuja,
se revelan secretos que la noche simula.
Duerme, mi niña, que el cielo te acuna,
y en sus brazos de estrellas, tus sueños se abruman,
con melodías cósmicas, dulces y sublimes,
que en la sinfonía del cosmos, tu alma redime.
Que el mundo se detenga en tu mirada,
que la noche se vista de fiesta a tu llegada,
mientras la luna y las estrellas te protegen,
con su luz y su brillo, mi amor te reflejan.
Así, en el manto nocturno de ternura y calma,
bordemos sueños, tejiendo nuestra trama,
bailando en la danza del tiempo y la poesía,
dormida en mis brazos, mi niña, serás eterna armonía.