Nitsuga Amano

Hasta que la vida nos vuelva a encontrar

Hasta que la vida nos vuelva a encontrar,

Unidos en el laberinto de los días,

Donde el tiempo se diluye y fluye sin cesar,

Entre las sombras y las luces sombrías.

 

 

Caminamos en los sueños del destino,

Siguiendo rutas trazadas por el azar,

Como letras en un libro, sin desatino,

Conscientes de que el encuentro tardará.

 

 

En cada paso, buscamos la señal,

El indicio que nos guíe hacia el reencuentro,

Donde el pasado y el presente se entrelacen,

En un abrazo eterno, un verso sin punto.

 

 

El tiempo nos separa, pero no nos olvida,

Aunque nuestras manos no se toquen más,

Permanecemos unidos en la vida,

Aguardando el instante en que volveremos a amar.

 

 

Quizás en otro tiempo, en otra existencia,

Nuestros caminos se entrelacen de nuevo,

Y en esa danza cósmica, sin resistencia,

La eternidad abrace nuestro deseo.

 

 

Hasta que la vida nos vuelva a encontrar,

En el laberinto de historias entrelazadas,

Dejaremos que el destino nos lleve a vibrar,

En el misterio que ocultan las miradas.

 

 

Y así, sin prisa, sin pausa, sin tormento,

Seguiremos los hilos que nos conducen,

A ese encuentro anhelado, en un momento,

Donde los versos y los sueños se reducen.

 

 

Hasta que la vida nos vuelva a encontrar,

Nos sumergiremos en los universos paralelos,

Donde el amor y la pasión no cesarán,

Y seremos eternos, libres de desvelos.

 

 

En el abrazo del tiempo, seremos uno,

Aunque los cuerpos se desvanezcan en la nada,

Nuestros espíritus perdurarán en la fortuna,

De habernos amado en la encrucijada.

 

 

Hasta que la vida nos vuelva a encontrar,

Seguiremos esperando con paciencia,

Confiantes de que en algún lugar,

La eternidad nos concederá su clemencia.

 

 

Y en ese reencuentro, en ese abrazo,

Nuestras almas se fundirán en una constelación,

En la eterna danza del tiempo sin ocaso,

Hasta que la vida nos vuelva a encontrar, sin razón.