LOS OJOS DE LAS LIEBRES
Esos ojos febriles de las liebres
–frágiles, huidizos, ajustados a la técnica del camuflaje
y a punto de saltar en cada instante–
tienen aspecto de mineral transparente,
del topacio, por su color amarillo.
Pero, también, de los ojos de un animal más prehistórico,
de un reptil, de un cocodrilo
como pariente cercano.
Aplastados contra el suelo
cuando advierten a lo lejos el peligro,
de textura mineral, casi prehistórica,
estos ojos de las liebres me parecen
escapados de una crónica sangrienta,
de la muerte anunciada y presentida,
de la extinción completa de su especie.
Gaspar Jover Polo