Caprichosamente, Juana, se propuso, después haber sido hostigada por la pandemia de el o la covid. Resolvió salir de su zona de confort. De allí en más, hizo algunos voluntariados a cambio de trabajo, le darían hospedaje y alimento. Esos trueques no siempre funcionan. Pero cabe la diferencia, remarcar: entre los países mal llamados del primer mundo y el resto....
Como acá se trata de una fantasía. Le daré el color de los ojos de Juana, donde tuvo muchos desafíos. El último fue en una casita, un hostal agreste y apartado, dificil de llegar. Los huéspedes de distintos países y los voluntarios también. La oportunidad de conocer culturas, gente de todo tamaño y color. La comunicación es, la piedra angular para reconocerse, como alguien más de la especie humana, con características bien diferentes. Con costumbres, incluso cuando se habla el mismo idioma Juana, tuvo expresiones y modismos distintos que llegaron a confusiones. Con la lejanía podrán ser graciosas, pero en otras incómodas. A la conclusión que llegó Juana, es que ella es un bicho de ciudad y el contacto con la naturaleza salvaje, la trajo a mal traer.... Sin embargo, el saldo siempre será positivo, como crecimiento. Es decir una vez más, valorar mejor las cosas más sencillas de la vida. Tener para comer, indispensable, salud, amor y mucho agradecimiento por lo mucho o por lo poco que se tiene. Despertar, respirar hondo y tener un día más de vida. Agradecer, o sonreir al sol cada día que nos ilumina y da calor al corazón.....