Déjame verte de nuevo a los ojos,
musa que alegras mis noches sin luna.
Sálvame de esta terrible fortuna,
haz que mi verso florezca entre abrojos
Llega silente forzando cerrojos
siempre a tu tiempo, sutil y oportuna,
borra mis penas, no dejes ninguna,
hazme tu siervo postrado de hinojos.
Nunca te olvides de aquel que te espera.
Ven a mi encuentro, renueva esperanzas,
di que te quedas por siempre a mi vera.
Guía mi mano a través de añoranzas,
vuelve real delicada quimera.
Sé mi destino, pasión y enseñanzas.
D.R.