Me basta tu mirada,
para vestir todos mis sueños,
como llovizna caída de la majestuosa montaña,
desciendes por mi piel,
desprendiendo el antifaz,
liberando mi rostro,
en la clara mañana,
bajo el umbral de tu misterio
Yo te esperé en los siglos de las olas
que guardaban tu rostro,
sobre aguas y arenas,
de infinitas espumas
que detuvieron el aire
para atraparte en mis manos
Te soñé, con mis ojos abiertos
descendiendo con el viento
como sonrisa de nube
abriendo el mar con tu canto y tu aroma
para naufragar en tu vientre
como oleaje de azul entreabierto
Mis manos detuvieron el tiempo
porque todo era espera
porque todo era ajeno,
y la vida huía entre los dedos abúlicos
desprendiendo las flores
que guardaban tu imagen
Me basta tu mirada,
para acabar con la ausencia
para colorear las arenas
que esperan tu cuerpo
bajo la noche de anhelos
en un mar de luceros