Cuando pienso en ti duele.
Duele tanto que apenas logro estar de pie;
Es que casi de rodillas ruego a Dios un poco de fuerzas y orgullo para hacerle compañía a tu ausencia,
Porque duele no tenerte.
Y duele más saberte ajena estando en mis brazos.
Duele como una tonelada de espinas posando sobre mi espalda.
Duele con exageración todo aquello que me lleva de viaje contigo:
la música,
los libros,
el tequila,
mi cama.