En unas peñas de ocres,altamiras vivientes
un grupo de cabras en una cuesta decrépita
a nuestra espalda un pueblo de ancianos.
Hormigueros en las veredas,
las cabras casi pintadas en el filo de una navaja.
Mis perros que saben que me gusta verlas las detienen.
Los alcornocales agarrados a las rocas.
El movimiento acrobático de las cabras igual que en las diapositivas
Una felicidad casi de nirvana en mi cara
mezclada con el instinto del ecologista,
la preocupación por las cabras y el contar lo que he visto por aquí.
La escena se alarga, las cabras no quieren dejarme partir.
Pero todo termina y las cabras se hunden como el sol y los dioses
tras las rocas.
Ángel Blasco