Carlos Brid

UN HORIZONTE DIÁFANO

Estoy en tu mirada y en tu tiempo

en los brotes del rosal y la nostalgia

en el milagro que no fue, en la memoria

 y en ese tremendo instante que nos sepultó.

 

Todo habría sido distinto si mi mano

en ese largo crepúsculo de vanidades

como una muralla contra el viento estéril

hubiese impedido el fracaso y la tragedia.

 

Entierro mi rencor en esa amarga noche

porque aún sigo creyendo en las auroras,

en los altares y en los vientos que sanan

y poder darle luz a la oscuridad del ego.

 

Riego cada día con la inoxidable rebeldía

este angosto surco que discurre presumido

para poder ser rio y magnifico estuario

y poder ser al final, un horizonte diáfano.