Fue una semilla.
Una robusta semilla,
que descuidadamente
fue dejada en el jardín.
Cuando fue descubierta,
ya era una vigorosa planta,
de casi un metro de altura.
Y así, en soledad,
creció
y creció.
La fortalecieron, las lluvias
del verano,
y los soles del invierno.
También los dulces vientos
de la Primavera.
Silenciosa,
ya arbol robusto,
se elevó sobres las medianeras
y techos.
Desea alcanzar alturas
de barrilete.
Qué afortunada.
la semilla de palto.!