EL QUETZAL EN VUELO

TUS CARTAS ASTRALES Y LA NOCHE

Sabes bien, que nunca me han importado la alineación de los astros, ni el destino que se esconde detrás de unas cartas. Me agrada que tus cartas astrales me relacionen un día con piscis y otros con escorpión. Que me avisen de las intenciones de tauro y que me cuiden de leo, conozco los peligros de ahogarme con acuario y se de las intenciones primeras de virgo, me gusta que me tomen en cuenta, cuando se entretienen con los sentimientos humanos y respeto sus decretos.

 

Me entristece ver a la gente maullando por las noches, lambiendo sus desgracias y ese feo afecto de creerle a los astros, las intenciones de un destino manifiesto de lo que va a pasar en un mañana que no llegara, si tenemos la confianza que nos salvara un puño de sal en el bolsillo o un ramito de yerbabuena en la solapa de nuestra cazadora. A mí me gustaría mucho hablar seriamente con ese señor llamado destino y pedirle que solo transitemos por una vía y que nos lleve a todos a la felicidad...

 

No considero proporcional el castigo impuesto, por solo comer una manzana, si nos hemos refinado todo el árbol de naranja y nunca hemos encontrado la mitad faltante, los gajos se reparten en una noche y algunas veces ni la cascara queda, solo el castigo de haber navegado por los ríos de acuario y haberse reído de los crujidos de leo y haber hecho enojar a capricornio y provocado que nos embista con la furia de Capricornio, cuando convencemos a géminis de un beso travieso.

 

Deberíamos de hacer un trato entre tus cartas y mi destino, entre tus decretos y mis poemas. ¿Qué te parece si hiciéramos un paréntesis entre tus astros y mis intenciones? Yo no te abro el altar de mi alcoba y tu no sacas mi destino de tu caja de pandora, ignoramos los astros y paseamos como dos desastrosos escribiendo nuestros destinos como analfabetos, volaremos al cielo como dos ciegos y pongámonos la piel de elefante y yo la de cocodrilo por si se rozan nuestros cuerpos, no se despierte la pasión.

 

Dejemos libre la noche para que s e manifieste, que la vida trascurra por cauces inéditos,           que la luna se oculte en nuestros cielos y los gatos, se vayan a gastar sus siete vidas en otra acera que no sea la nuestra. La vida e s más sencilla si la vivimos gozando, ¡ya mañana Dios dirá! Y si tenemos que pagar alguna culpa por reñir con el horóscopo, por no hacer caso de las recomendaciones de libra, pues nos refugiamos en la sombra de Dante Alighieri y su comedia.

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO