YA NO VUELAN
Ya no vuelan las golondrinas,
con sus bruscos descensos, sus desvíos,
con sus repentinos cambios de sentido,
con el constante va y viene en derredor
que llena el cielo de vuelos
y puntuales nostalgias africanas.
Ya no vuelan ni están, posadas
sobre los cables del telégrafo.
Ahora se mecen sobre una brisa antigua
y muy lejana, sobre un barco,
sobre la mar en calma o mar bravía.
Para crecer en número vinieron
y ya se han ido sin piedad
para estos tristes ojos secos
pendientes de los cables del teléfono.
“Adiós, adiós”, por todas partes
se abren estos adioses susurrados,
puro artificio, solamente metafísicos.
Los cielos se vaciaron,
y las golondrinas ya no están.
Gaspar Jover Polo