Al leerte he sentido que tus versos han dejado de ser letras para convertirse en caricias cálidas de las que deseo más debido al tacto.
soy culpable del anhelo del calor que tu pecho guarda en el centro,
como la llama de una fogata en pleno invierno, quisiera acurrucarme junto a él para así reavivar mis sentidos,
Quienes duermen amontonados deseando el beso de la vida.
así, como tus caricias desnudan mi alma, así... Vuela un beso tuyo que atraviese el océano y las montañas,
Que deseosa está mi alma inquieta
Por sentir el ahogo de tu escencia.
Mientras tanto aquí te espera mi espíritu revoltoso, del otro lado del mundo, del otro lado del sol.