¡Algún día,
el Arcángel Miguel sostendrá su espada y con el puño en alto gritará justicia!
Arrasando todo a su paso y dejando el mundo vacío y seco.
Y con sus semillas de amor repoblará la tierra.
Y renaceremos perfectos, puros y vanidosos,
creando a seres realmente bellos y hermosos.
Dejaremos la codicia, la avaricia y la malicia,
acabando así con el mundano mundano y su carencia, su pobreza y su inmundicia.
Y seremos más que hijos o hermanos,
seremos seres perfectos,
que crean perfecciones.
Que imparten justicia a través de sus acciones.
Y no hay ni habrá contemplaciones ni miramientos para los malvados, injustos y desleales.
Inclusive si las propias constelaciones observan sorprendidas,
seremos los seres más perfectos encima y bajo la faz de la tierra.
Creando perfecciones,
creando un mundo recto, firme y fuera de interpretaciones.
En ese mundo habrá creador y creaciones.
El único Dios, el resto sus misioneros y criaturas,
lo demás, desecho y basura al basurero, al contenedor de barro, al alfarero, para crear de nuevo,
la vida, el mundo y el cielo.