¡Oh!, cuántas palabras recorren el sendero de la mente y entran en túneles inertes,
que, cual agujeros negros Absorben y retienen
evitando el transitar unido de palabras que salen por el sendero de la virtud,
donde frases miles arman el mundo de la inquietud,
y al verse atrapadas sin lograr escapar entre medio de la nada,
fluyen energías que en su paso llegan al torrente de la vida y,
ojos atentos en sentidos silentes dan paso a una lágrima que baja por la mejilla.
Se moja la piel de tanta angustia derramada, testigo fiel de las palabras atrapadas,
en negros túneles y no permiten la escapada, ni siquiera un intento,no hay salida,
cuanta desesperación del alma.
Oh, cuántas palabras atrapadas en el encierro obstinado del sendero ya marcado,
por aquella acción que duelo entero, yace sumida en el desconsuelo, ahogando el
desesperado grito que Repite una y mil veces “lo siento” , “lo siento”….
Así, sumida en transitar de desaliento, salen lágrimas al viento, sin retorno sin
aliento, sólo lágrimas de silencio.
Oh, cuántas palabras correr quisieron y salir por el húmedo camino
que lleva a otro surco, sabido desatento, vano sería querer hacerlo,
ni la más suave melodía en danza entretenida podía acabar la pesadilla
de ese día, tiempo al tiempo…sólo eso,
mientras las mejillas mojadas dan paso a la espera del momento,
acciones, palabras y sentimiento, obras de aliento que en instante precisó otra
mente, otro cuerpo.
Oh, cuántas palabras no salieron…