Luis Rayo

EL OLVIDO COMO UN DESTINO

 

La muerte, como un árbol seco,

del esplendor al calvario,

engalana a las hojas del recuerdo

que una a una van cayendo

hasta que en el olvido se van perdiendo

en la tierra hecha cementerio.

Así pasó con el ahuehuete de la historia,

que por presenciar la caída

del conquistador derrotado,

fueron años de gloria para los ahí plantados,

pero poco a poco se fueron secando,

sus hojas cayeron como el rocío

que por las noches besan

agradeciendo al infinito

y es en el recuerdo absorbido por el polvo fino

donde yacen ahí, unos y otros, más allá del olvido

y con un viento terso llevándose su destino.