Te deseo,
Deseo estar entre las yemas de tus dedos,
Entre las ensombrezidas carnes de tus labios,
Deseo, pues,
Que tu voz me conquiste cada rincón de mi piel,
Que mi dolor no arda como el fuego.
Déjame estar contigo,
Que esta angustia que me carcome la voz,
Pueda sobrevivir ante una eterna tempestad.
Quiero alejarme de ti,
Oh, doloroso destino,
Que por ti me encomendaste.
Quiero alejarme de ti,
Oh, dulce agonía,
Que me encadena de todo sufrimiento.
Ahora quiero, pues,
Liberarme de mis cadenas contigo,
Ir al mundo idílico que tú me prometiste,
Déjame, pues, dar un paso más y
Liberarme de mis cadenas.