Si un soneto pidiera nuevamente Violante,
un soneto le diera de emociones repleto,
en amor inflamado, de esperanza completo
y que no pareciera de un vulgar principiante.
Apegado a mi alma, principal e importante;
cual lo digo sería mi mentado soneto,
no quisiera pasar por insigne paleto
sin hallar la vocal, ni encontrar consonante.
A Violante diría que he girado la tuerca,
y al soneto le he dado, un matiz opalino,
que refulge de lejos y refulge de cerca.
Que al mirarlo resulta vaporoso y divino;
que he resuelto conmigo, de manera muy terca,
escribirlo grandioso, en verso alejandrino.
Deogracias González de la Aleja