Ya no hay tiempo para Dios,
pero hay para navegar;
no hay tiempo para los dos,
pero hay tiempo para chatear.
No hay para comprar Biblia,
pero hay para un celular,
hay dinero para recargas,
pero no hay para ofrendar.
Niñas engañadas y muertas,
matrimonios deshonrados;
unos reciben indirectas
que otros ponen de estados.
Ahí se enyavó en Free fire,
un joven por largo rato
y le juró a sus amigos:
Si pierdo el juego me mato.
Se sentaron a la mesa
cada quien con su aparato,
este no levanta cabeza,
al otro se le enfrió el plato.
Y vi cuando un peatón,
descuidaba su camino,
a este lo mató un camión,
otro perdió su destino.
Ahí se encontraron en clases
alumnos y profesores;
otros perdieron dinero
creyendo a estafadores.
Miles crearon fortuna
con sus miles seguidores,
el que no llegó a la luna,
voló en sus alrededores.
Podemos dormir sin cenar,
cruzar un desierto con sed,
pero no sin celular
full de carga e internet.
El de la tienda no vende
por navegar por el mundo,
pero quiere se le recomiende,
y pago de cada segundo.
Los niños actualizados
ya no juegan la rayuela;
quieren estar conectados,
no quieren saber de escuela.
Somos esclavos virtuales
adorando celulares.
¡No descuidemos a Dios,
ni amigos, ni familiares!.