omu

amantes ligeros

Con un débil vaivén,
se soltó desprendida
del cuerpo del ave.
Palpó el barro
con su posarse en la tierra;
untándose del néctar
de infinidad de transformaciones
y de rastros de cometas.
Paciente; la pluma esperó al viento.


Éste; llegó
como alivio y remanso
del sofoco en verano;
en forma de brisa.
La meció...
la agitó por un instante,
la elevó mínimamente,
(un palmo)
pero rápido la bajo soltándola.


Pasadas tres lluvias,
seis truenos
y ocho relampagos,
la calma de la brisa
convirtiose en viento.
Retoqueteó a la pluma
animándola al vuelo.
Ésta, negándose,
medio enfadada e inquieta,
sacando la lengua
le contestó:
-dejame en el reposo,
déjame beber tranquila
de la transición en el dormir.


El viento ladró,
maulló, aulló,
rugió con la intensidad
de cien soplidos.
La pluma, agazapada,
en una diminuta vaguada
de hierba y tierra
ni se inmutó.


Él, insistió.
Ella, perezosa,
no se dejaba.
Más con la fuerza
de un amante enamorado
queriendo llevar a palacio
a su dama, doncella amada;
no cejó.


Ella fue perdiendo su apetencia
de estar posada y asida a la tierra.
Y de a poco,
aumentaban sus ansias
ante el amante
y con sus llamadas.
La pluma, excitada tiritó.
Del tiritar pasó a dar ligeros saltos.
Del saltar,
a tener un nudo amoroso
agarrado a su cuello,
en lo hondo de su pecho.
Y quiso precisando,
planear gozosa por los cielos,
y estar, cerca....muy cerca....
estar unida a su invisibilidad; a él.


Ascendió,
levitó y ascendió....
y así seguido.
Garabateó con exquisitez
los confines grises,
negros, blancos, rosáceos,
violáceos y azules del cielo.
Escribió y argumentó relatos,
pintó gráficos,
se desnudó con poesías,
hechas de una alegría
besada entre palabras
por un firmamento de amor.


Supo hallar, la tempera,
para sus frescos y óleos,
y el agua,
para sus acuarelas.
Supo encontrar,
a una negrez dulzona
navegando por los cielos,
para diseñar con la base,
seca base del carbón.
Fue tan hábil la pluma que,
se hizo unas útiles varillas
para tocar su xilofón.
Repiqueteó por nubes golosas,
volubles, voluminosas,
blandas y algodonadas.


Ante este hecho y sus actos....
la ternura despertó
a diurnos y noctámbulos.
La ternura comulgó copulando,
descorrió las losas de sepulcros oscuros
y gestó plumas voladoras
debido al valor de esta melodía.


La pluma, diose al fin cuenta
del peso de la complicidad,
de su contenido y significado.
Pudo chasquear,
crujir, flotar
y amar sirviendo a su amado;
el delineante viento.
Pudo descomponerse disponiendo
de una nueva edad.
Se permitió poseer
y ser poseída.
Aprendió; a dejarse llevar.