trashcan

Nada

El sonido de las manecillas del reloj me tortura, me persigue.

Me exige a gritos una reacción.

Ruega por qué le dé una respuesta.

Una lágrima endulza mi té,

los huesos se marcan a través de mi piel.

tus palabras cortan como el filo de mil navajas,

abren pequeñas heridas que arden pero jamás desangran.

me escupes cuando alzo la mirada

posas sobre un pedestal, alumbrada por un enorme ventanal.

una imagen sagrada y santa

con la misma lengua con la que reza, agravia.

alfa y omega.

que te perdone él, porque yo no puedo.

y pensar que me volví adicta a tu rechazo,

presa de un legado de amor deformado.

¿cuando será el día que decida talar el árbol?

no lo sé, pero mi hacha siempre tendrá filo,

lista para cortar la rama donde se sembró mi nido

y con esa misma madera construiré tu ataúd.

quizá llore, quizá no

pero ese día será de plenitud...

igual ni era para tanto,

igual ni existe el cielo...

¿o sí?

que arda quién tenga que arder en el infierno.

solo Él sabe quién es el malo y quién es el bueno. 

como dijiste aquel día,

\"no peques de ser buena persona\".