robertojuan

LA MIRADA

           LA MIRADA

Por una mirada, un beso.
De un adiós, una lágrima.
Por una caricia preso
que un abrazo soñaba.
Cuando la noche soltaste
y el alba se despertaba,
el sol permiso pedía
para que lo acompañaras.
Una tarde en el trigal
y recostado en tu falda,
con ilusiones de niños
que delataba tu cara,
hablábamos: de las flores;
de las fuentes; de sus aguas;
de los alevines rojos
que por allí pululaban.
Las fuentes reían alegres,
el canario acompañaba,
y la margarita en flor
que, tú, sola deshojabas.
Que dulces tarde de estío 
que bella cara, y tan clara,
aquel pelo ensortijado 
rubio, como la mañana
cuando el sol deja sus rayos
Iluminando una playa.
Aquellos rizos inmensos
que a ti te engalanaban,
parecían farolillos
que alegraban tu cara.
Amores adolescentes
siempre serán los recuerdos
de aquellos tiempos ardientes
a pesar de tanto tiempo.   


Roberto J. Martín