santos castro checa

AMOR IDOLATRADO

AMOR IDOLATRADO

...ya quisiera, beber en frío, una cerveza y bailar un vals,
usar la camisa, aquella, con bálsamos de ayer
y volar, con la mirada, hasta tu mirar de azul.
Se me hace tarde ya y aún no llega tu paso lento. No ha de tardar.
Tengo que contenerme y no llorar y me rio de lo absurdo
deste transitar, de la botella vacía de cerveza
que se quebró entre llantos de cristal...yo fatal.
Sacudir al pañuelo de lágrimas grabadas
en el buró de piedra
y en ello tu nombre bordado
con hilos de ilusión…
Ahora recuerdo a que me tienes acostumbrado:
¡al sabor a miel que dejó a mis labios tu querer!
Te acaricio, sabiéndote en la tardanza al llegar
y te tomo entre mis brazos considerándote ausente,
bailamos el vals que se oye
en la radio que se apaga una y otra vez.
Nos miramos al espejo y parece ayer:
Tú sentada en mis rodillas y yo acariciándote
el rostro, un tanto demacrado, sin saber por qué.
En esta interrogante me pregunto más, ¿por qué
la frialdad de tu mirar, de tu talle frágil, de tu pereza al andar?
¡Todo es tan voluble, el pensamiento, tu tristeza
y esta sensación de malestar que no cabe en mi cabeza!
Ya casi amanece y todo se está esfumando,
pronto llegará la hora de la despedida
y de nuevo la espera, el deseo de una cerveza,
el bailar el vals de un aniversario más
para celebrar que un día te tuve en mis rodillas
y que hoy, cuando despierte, alma mía, me sentaré
de nuevo junto a la sepultura donde, amor, yaces
cual marchita flor…

 

Santos Castro Checa

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