Eugenio Sánchez

MI FIEL AMIGO

Con tu andar ligero en el llano

y con paso lento vas subiendo la cuesta,

tu gran  fortaleza  es tu virtud;

cuando estás hambriento tragas desesperado

la paja, que te ofrece tu amo además de las palizas,

esa  paja de trigo que da fuerza a tus  tendones,

para poder llevar sobre tu lomo la pesada carga,

sudas  la gota gorda, que gota gorda digo,

gota de sangre, gota de dolor,

y todo tu sacrificio es en  vano,

siempre serás   simplemente  un burro

y el látigo será tu pan de cada día. 

Yo te considero  como  un leal amigo,

como un  ser noble, que hasta pecas de serlo.

Vas zigzagueando  por esos agrestes caminos,

 haciendo sonar tus fosas nasales; 

retratando la  fatiga en tu mirada

y en tus orejas caídas cual moribundos cactus. 

Eres  tan manso y te llaman bestia, “bestia de carga”

si tú entendieras ese ofensivo  trato

te dolería más que el apretón de la cincha,

o el de la arretranca que  carcome tu piel.

 Tu regocijo es retozar y revolcarte,

rebuznar   por los prados acosando a tus hembras.

De curioso te  pregunto: ¿qué le dices en tu lenguaje asnal?

Porque las patadas que recibes no son  injustas

creo que tus palabras no son nada santas

y sólo por eso si te caería bien el apodo de bestia.

 Amigo  y compañero del arriero

de las oscuridades, del frío, de la lluvia,

de los días soleados y del polvo de las pampas. 

 Al volver imaginariamente hacia los fríos andes,

oigo de repente tus rebuznos y veo

perennizado  en esas cumbres tu silueta. 

Amigo mío hoy que estás viejo y demacrado,

hoy que se ha unido tu pellejo a tus  huesos,  

hoy que te veo cadavérico y triste,

tus grandes cejas cubren   tus  ojos mustios,

tus costillas, las puedo contar, de una en una;

tus ancas son como astas puntiagudas,

parecen romperte la  piel;

en fin sólo eres un  remedo de asno. 

Antes que partas en  tu ida sin  vuelta,

los moscos poblarán tus ojos y tu cuerpo todo,

tan pronto deje de latir tu corazón

su festín harán de ti los perros,

adelantándose a los gallinazos. 

Al  pasar el tiempo se extinguirán tus restos,

Serás  polvo, serás viento, serás  nada.

 

Eugenio Sánchez