Fernández

Tal vez era adiós

El adiós que se pronunciaba

fue la oscuridad de la noche,

fue la sentencia de la muerte,

fue del sueño la pesadilla.

 

Rompieron nuestras manos

el amor por el que se unieron,

el perfume de un amor sano

las rosas marchitas hedieron.

 

El silencio se volvió el refugio

de las voces resonando heridas,

y las caricias fueron golpes

encendiendo la llama de una partida.

 

Tal vez si hubiésemos callado ese día

y que quemara por dentro el fuego,

no seríamos cómplices del ego

y ni compañeros de esta agonía.

 

Ella mencionó su futuro sin mí 

y yo la recuerdo hasta el día de hoy,

ella hablará con alguien de nuestro fin

y yo partiré dejando aquí su corazón.