Dicen que el amor es ciego,
o que tal vez no quiere ver,
prefiere mentirse y ceder,
pero éste, el amor, ve más allá,
del amante, del amador,
ve la lágrima antes que
la humedad del ojo aflore,
la ve en el latir agitado
del corazón castigado,
la ve correr por la mejilla
y hacerse sal en la boca,
mientras se nubla la vista,
mientras se esconde la risa,
el amor no es ciego,
pero se nubla de lo intenso,
y se regosija ante el miedo,
renace en la piel de una caricia,
y sólo muere de olvidos.