Héctor Martínez Sanz

MUERTE DE MIS ÁRBOLES

Tras Filomena a su paso por España

Estos árboles crecieron conmigo,

Como aquel robusto pino silvestre

Que se elevaba hacia el cielo celeste

Y tendía sus brazos infinitos

Por el espacio de mi infancia;

Yo, sentado al calor en la terraza,

Inmerso entre las hojas de algún libro;

Él, guardián de la sombra para el niño

Que con los ojos despiertos soñaba

Con su mañana libre y verde;

Yo, a su pie, jugando infantilmente

Debajo de su vestido de ramas;

Él, meciendo nidos a mi ventana

Al compás de los vientos del presente

Restos del pasado marchito;

Hoy… encorvado, desnudo y sombrío,

Ha bajado los brazos para siempre

De muerte herido por la blanca nieve

Que cubre su cuerpo, y por el frío

Que le hiela su savia

Quiebra su tronco fuerte

Y me cierra el libro

Carente de páginas.