Mallez

ConfesiĆ³n

Señora, debo decirle con atrevimiento

lo que usted sabe desde mucho tiempo atrás:

Que usted me gusta como nadie más.

 

Que en ese obscuro y espacioso firmamento

parece ser un astro de luz pertinaz

y en mi vida sólo una estrella fugaz.

 

Yo la quiero como suelo querer de momento.

Y la quiero, sí, como ya no puedo más.

La quiero como nunca quise jamás.

 

De a poquito el alma se levanta como al viento

la colorida yesca que no olvidará

y en su incógnito vuelo la buscará.

 

Sepa usted señora que todo el enamoramiento

por el cual hoy el mío sujeto está

al suyo, como al ruego, pide piedad.