Guerbib

Promesas.

¡Promesas, promesas…! No son más que palabras
al viento, palabras de las que pronto no queda
nada pues es el propio tiempo el que se encarga
irremediablemente de todas llevárselas
sin piedad; pero, ¿qué hay detrás de una promesa
que no se cumple y cae presurosa en el olvido?
Un corazón destrozado, un alma rota
envuelta del dolor en el gélido y frío
manto, una desesperanza que ha demolido
el frágil puente de cristal que une a las personas
golpe a golpe y un sentimiento de completa
oscuridad y de vacío que me acompaña
desde entonces, que no me ha concedido tregua
en ningún momento y cada segundo no cesa
de atormentarme nunca de cada jornada.
Encuentro a lo largo de mi vida promesas
rotas que se ahogan en el eco de un suspiro,
otras sólo han sido excusas perfectas
con las que conseguir de mí lo que quisieran
alcanzar y después las duermen por el camino
rápido… pero todas proferidas por amigos
o, por lo menos, así se manifestaron
mientras les fui útil. Así he conocido
esa extraña sensación de no encajar en sitio
alguno, de sentirme el más solitario
entre los hombres, de que el propio destino
se está riendo de mí desde que yo era un niño
travieso y de no saber por qué existo y vivo.