Paulina Dix

Entre sus piernas

Su vagina con olor a sangre tras la partida de la menstruación activa mis sentidos, es ese día posterior al periodo cuando más ganas me dan de ella, la busco entre las sabanas saboreando su cabello con mis dedos y deslizando mi respiración por su cuello, su vientre palpitante necesitado de mis besos se agita, sus pechos curvilíneos se empiezan a hinchar y no me queda de otra que acomodar mi boca para rozar mi lengua en sus areolas color rosa.

Que al paso de mi mano se oscurecen por la concentración de la sangre. La luz de la ventana hace que su piel brille, lo noto mientras bajo mi rostro zigzagueante y lento hacia su pubis, la intriga le acelera el corazón, espera mi lengua húmeda y desesperada entre sus piernas, pero me detengo y vulva a subir hasta su boca mientras delineó sus labios con mis ágiles dedos, todo esta húmeda abajo y me atrae como el metal al imán, sumerjo mi cara y adsorbo todo el olor a mujer y sangre, realmente lo aprecio, lealmente lo disfruto, realmente siento vida y muerte en mi paladar y en todo mi ser, ella jadea y se mueve tratando de controlar sus impulsos sin poderlo hacer y entonces una lluvia intensa salpica mi rostro. Quiero comer todo lo que sale de ella, quiero comérmela a ella. Quiero quedarme ahí eternamente humedecida por sus deseos sucios de sentimientos.