Las voces de mis muertos
me reclaman paciencia,
mediante fantasmas vivos
en atardeceres de olvido,
que susurran melancolías
en flujo constante de mi sangre,
que brota a borbotones
desde mis memorias entumecidas
como los dedos del invierno,
los inviernos que no me cobijaron,
los que me olvidaron, nacimiento
inesperado de almas abortadas,
de \"hijos\" despojados al mundo
de épocas abandonadas,
del lacerado corazón que me late
y que siento que no es mío.
Las voces de mis muertos
siguen hablándome en silencio,
mientras mi corazón duerme
mi alma; siendo analfabeta
no atinó siquiera a comprender
los mensajes del libro del querer.