Como un saltamontes en su orbita ingravital
se mueve bajo el cielo oscuro,
vierte las sátiras de aquel enjambre espacial
visitando asteroides
y estelares mantras del azar.
No caerá la tierra sobre su alo ultravioleta
no sabrá el vecindario de su vida lunar,
los pasajes a la incertidumbre ya iniciaron el concilio
y vienen los corceles del final del espectro
a danzar sobre su cráneo insoluto
cubriendo el arrullo como un sismo gigante,
como un manto sagrado en su pelvis.
Ya mañana será su ayer
y sin planeta conocido
habrá de enterrar el cielo,
que escapa sigiloso del cerebelo enmascarado.
Sólo un pinchazo
Sólo uno más, sólo uno más
Para desearte feliz viaje
Navegante espacial.