alupego (Ángel L. Pérez)

CUANDO YA NO ESTÉ

CUANDO YA NO ESTÉ

Cuando ya no esté,
no habrá voces que llenen mis oídos.
Ni silencios que me llenen de ideas.

Cuando ya no esté.
Colgaré de una rama de olivo.
Bailando mecido por la brisa,
enredado en la niebla del olvido.

Cuando ya no este,
el latido de mi corazón, ya mudo,
creará sinfonías y ritmos,
absorbiendo el vacío.

Cuando ya no este,
soñaré para siempre,
flotando entre algodones de nácar,
acariciando la cara oculta de la Luna,
mirando cara a cara al infinito.

Cuando ya no esté.
Seré torrente,
orgulloso y ligero,
empapando la tierra que me anhela,
abrazando la roca que me espera,
despertando al gorrión en el nido.

Cuando ya no esté.
Seré camino,
hollado por la nieve y por la lluvia,
alfombra eterna de pisadas amigas.
Estela de destinos.

Cuando ya no esté,
Ya no seré frontera, que frene lo que llega.
Seré abrazo de bruma,
cielo abierto de luces, que embelesa,
mirando al infinito.

Cuando ya no esté.
Seré risa continua,
cascada de promesas,
torbellino de ideas,
huracán de ilusiones,
locuras de poetas,
y carreras de niños.

Cuando ya no esté,
seré viento sin aire,
de perfumes henchido.
Seré luz en la sombra,
seré el rumor que queda,
después de la tormenta,
en tus brazos dormido.

Cuando ya no esté.
Seguiré estando,
aunque tú no lo sepas.
Viviré entre los huecos,
que me dejen tus penas
También seré tu espejo,
al final del camino.

Cuando ya no esté,
viviré en tu cabeza,
presente en el olvido...
Angel L. Perez