Fui una persona
que derrochó su amor
en una timba de póker.
Aposté mi corazón
con un full de ases
en el verde tapete de la primavera,
la primavera
siempre juega
con una escalera de color
de tréboles o azucenas,
golondrinea en los tejados
orificados por el sol.
Exiliado en las sombras del invierno
y sus espejos congelados
fui tornándome tormenta,
borrasca de berridos
hasta convertirme
en un número de granizo
moribundo en un oscuro charco.
Tecla de un piano roto,
tarjeta sin crédito,
farola sin luz,
teléfono sin llamadas,
dato perdido en la nube,
puticlub sin sexo,
pentagrama sin fusas,
psiquiatra sin locos,
vena sin sangre,
beso sin labios,
máquina obediente del Capital.
Un robot que sueña
con ovejas eléctricas.