Adelaine Soto Alvarez

DIOSA DE MI MISMA

Voy o vengo

De algún lugar

Intrépido y bravío

Donde se almacena el polen

Y nunca se han visto rosas

Un gran sabio

Me lo dijo

Incluso advirtió con sus ojos

De monje

No permitiera estadía

En ninguna de sus cuencas

Amaestradas para lo inaudito

Yo

Diosa de mi misma

Crédula en mi fuerza superior

Dotada a imagen y semejanza

Hice caso omiso

Y transité los predios del desamparo

Me aferré

Descubrí

Todo era cierto

Y salto sobre mí sin protección

En ese mismo instante

En que no estamos fuertes

Ni sanas

Ni siquiera lucidas

Era un tumulto de ingratitud

Palabras paganas

Envueltas en teorías milenarias

Incluso se invocaba el Tíbet

Como alto eslabón

Del más impío de los pecadores

Todo me lo creí

Hasta que vi en los pies del atrevido

Un hollín traído de otros mundos

Uñas imperfectas, torcidas hacia abajo

Colores incandescentes

Escoltaban sus discursos llenos de despotismo

Ahí fue cuando la auto estima dio el primer grito

Y hasta el segundo

No había escuchas, ni príncipes errantes,

Como me habían previsto

Tontuela mujer de muchas décadas

Sin colores

Inspiradora del asco más interno

Creídas

Y perforadas

Con su incauto atuendo

De hojas secas

Y hierros oxidados

Comenzó el pertinaz aguacero

Los vientos comenzaron a despedir

Quemaduras y otros químicos

Por eso el alarido de las ramas

Era un terrible lamento

Metido en mis oídos

Nadie me creía

Ni me creen

A los ancianos no se les cree

Lo que dicen

Y más si saben que he perdido la alforja de dividendos

Lo cierto es que iba y venia

Aplastando las dormideras

En pos de una limosna

Para quitarme el sabor a mujer deshecha

Motor apagado

Institutriz de su propio holocausto

Ya no queda más

Tan sólo señales y hecatombes

Miles de pecadores arrepentidos

Pero con el martillo dando

Otros aferrados al apocalipsis

En conferencias circenses

Alabando a los caballos del espanto

Y ahuyentando la llegada del omnipotente

Incluso disfrazados de coalas

Con plumas en las orejas

Y invistiendo con el profano miedo

Voy y vengo

Del lugar más infame

De la creación

Donde los peces se degüellan

Y los pescadores

Izan alcatraces con pergaminos

Del Mar Muerto