Perdóname,
porque te lluevo como nunca
y tú traes el paraguas,
porque hace tiempo ya
que no te quieres mojar de mí
y yo me empapo sola,
porque pienso de repente
que si resbalo como gota en tu ventana,
te has de acordar
que algún día fui
lo más parecido a abril,
pero sin ti.