Alberto Diago

CARNES SEPULTADAS

¡Nada queda de las carnes

sepultadas en la fosa!

Ni el calor, ni las pasiones,

ni el olor de sus emociones,

ni las formas, ni el color, 

ni el dolor, 

ni sus pecados.

¡Nada queda!

¡Nada queda

de las carnes sepultadas!

Tan solo hay frío atrapado

y olvidado tras la lápida.

 

¡Nada queda!

Ni el pensamiento,

ni los temores,

ni los sueños,

ni los amores.

Tan solo la realidad

de que la carne es nada

y que el orgullo se escapa

cuando se pudren las miserias.

¡Cruel verdad!

¡Única verdad!

¡Nada queda, nada queda...

de las carnes sepultadas!

 

xE.C.