Joel Torres

LA VUELTA AL MUNDO

Sentiré tus manos en mi pecho,

callaré mis besos mientras mimo

tus luces que ya no alumbran.

 

Trataré de abrir tus arrabales,

aunque fingas los fugaces ademanes

que solias poner en órbita.

 

Sentirás la agitación de mis nostalgias;

surcaré los cañaverales de mentiras,

mientras osada brindas tu pantomima.

 

El destilado álgido de tu amor nefasto

lo quemaré para sembrar otra campaña,

esperando fructífera cosecha.

 

¿De veras ya no llueven mis cristales

sobre aquel campo

que encontré sequío?

 

¡Ay amor!, se me viene al tumbo

aquel refrán de criar cuervos

y ver tus ojos arrancados.

 

¡Ay amor!, no es por despecho,

pero soy la muerte

que te da la vida.

 

¡Ay amor!, no fingas dureza

si tus letras tiemblan

por tus tercetos que no riman.

 

Haré planes para ausentarme;

mientras desembarque en la otra orilla,

mi pesca estará a salvo de ti.

 

Recuerda que alados son mis versos

y mi vida ya dio varias vueltas

mientras tu recién nacias.

 

Recuerda que cuando

crucificaron a Cristo,

yo había resucitado en tu cuerpo.

 

Sentiré tus manos en mi pecho

y tal vez encuentres migajas 

taciturnas de mis años.

 

Recuerda que los años no se heredan

y yo dejé volar a la cigüeña

que te trajo a la vida.