anfaber

La hora favorita

Toda cosa sombría se diluye

en el cielo naranja del ocaso.

Cuando el ojo se alarga

y el oído se funde en el canto de las aves,

un gracias gigantesco se convierte

en la única palabra pronunciable.

Las miradas absortas se deleitan

con la emoción infante del asombro.

Y a través del correr de los relojes,

mientras el cerro pinta un arco iris

el corazón transita lo infinito.

Entonces, la mirada, se instala en las alturas

No pudiendo hallar justicia en el reproche

Y emerge como un fuego la alabanza.

 

No hay nada diferente a Dios en la Natura.

Solo el hombre es capaz

con un arma en su mano o en su boca

de borrar de un plumazo el paraíso.    

 

andrea