Luis Pizarro M.

CORONAVIRUS

Remeció el aire en su adentro
cúmulo de asfixia
que le hervió el cerebro
como tetera en llama y en furia
sus dos manos apretaron su pecho

pariendo bocanada
se desplomó entonces
sin allár Alma hermana
que le dijera: ¡No caigas!
¡Levántate, vencer puedes!

Se aferró a la vida un instante 
dos tres cuarto instantes 
y no halló consuelo
por esa calle mojada

en esa mañana de aguacero 
sin allár menos Alma hermana 
que le dijera: ¡Alma Aferrate! 
¡No te mueras, amate! 

Aún Alma en cuerpo 
tendido todavía en el suelo.
Tristemente, continuó muriendo.