Cuenta la voz popular
una leyenda de mis ancestros
que cuando el mar quiere bailar
lleva a la orilla
sus mensajeros.
Y se alzan las olas
en un gran ballet
mostrando a la tierra
su sensualidad
y en sumo respeto,
cómo sutil valet,
cubre sus deseos
con toda su humedad.
Y esa danza de amantes furtivos
de eróticos ritos,
de complicidad lunar,
deja una estela de caracolillos
cuando el mar
venturoso
con suaves olas
se va a descansar.