Con dos labios
recorro tu rostro,
te abrazo en tu infierno
bajo la lluvia,
te busco en el silencio de nuestras miradas,
cuando nadie nos ve
y solo existimos los dos.
Te arrullo por la espalda
cuando la madrugada
nos llena de frío
y las penas viajan hacia la nada.
Te veo dormir
y está a punto de amanecer,
no quiero más que despertarte a besos,
quedarme en tu pelo cuando el viento te acaricia
mientras el universo se hace
pequeño frente a tu sonrisa
que me hace liviano.
Quedarme en tu oído
para regalarte un te amo todas las mañanas.