Tan solo las estrellas supieron de esos días,
de aquel amor profundo que tu me prometiste,
de aquellas tus palabras que siempre me dijiste
jurando con el alma, tu vida me darías.
Mas poco dura el tiempo de risas y alegrías,
y todas tus promesas, sin lástima rompiste;
cubriendo mis ensueños con esa sombra triste
que tiene los compases de las melancolías.
Dejaste mi existencia perdida en un abismo
buscando inútilmente la forma de olvidarte;
clavado cual saeta me queda tu cinismo
que lleno de mentiras, logró pudiera amarte;
¡y nunca he comprendido, porque de tu egoísmo,
si todo lo que quise tan solo fue adorarte!
Autor: Aníbal Rodríguez.