huertero

El Nacimiento del Alba...

 

 

Apesadumbrado suspira con sus endebles prolongaciones
la furia  que da las postergaciones.
El sedimento fue su umbral.
Hijo de las desventuradas cuerdas.
Elemental instrumento de dioses ebrios
de tendones rotos en la penumbra.
Y canta tardíamente entonando
pequeños ojos que pueden
confundirse con los ecos del fin.
Se enmaraña con el olor de la ansiedad
con el sabor del maduro tiempo.
En el espacio la sustancia no
recuerda el espejismo de las lluvias
ni el rechinar de los cielos.
Va ensordeciéndose y lamentándose
de la soledad incomprensible
como la materialización del pensamiento
que encuentran guirnaldas de cruces
en el vientre del cielo esmerilado.  
Se escuchan aullidos  marginales.
Tenebrosos reloj del dolor que
no recuerda los nombres al alba
Ha de volverse vida quien perpetúa la nada.