ALDO R. GUARDATTI

EL CASADO INFIEL (Homenaje a Federico García Lorca)

Quisiera llevarte al río

como si fueras mozuela,

que ya no tienes marido.

En una noche cualquiera,

cuando no haya lluvia o frío,

te  llevaré de la mano

hasta donde sueña el río,

e incontenibles mis manos

por sobre de tu vestido

pondrán enhiestos tus pechos

entre besos y suspiros.

Sin desgarrarte las ropas

mis dedos, cual torbellinos,

en su roce con la tela

silenciarán a los grillos.

A la vista de Selene,

las ondinas y los lirios,

los árboles con su fronda

cubrirán nuestro delirio.

 

Allá, bien lejos del pueblo,

de curiosos y vecinos

he de tenderte sin prisa

en fresco lecho de limo.

Cuando me quite la ropa,

seguro tú harás lo mismo

y así el candor y el deseo

serán tu único abrigo.

Tendrán envidia las rosas

de tu piel y mis cariños.

Querrán brillar las estrellas

en tu cuerpo enardecido.

Tus muslos, cual dos serpientes,

pecando y plenos de brío,

se enroscarán a mi cuerpo

como la parra al olivo.

Y sortearé en esa noche

del recato los abismos,

aferrado a tu figura,

como el náufrago al vestigio.

Mis labios serán sellados

por mi nobleza y buen tino

de las cosas que me digas

divagando entre gemidos.

Tu piel sucia de arena,

tu cuerpo de besos míos

serán un recuerdo efímero

cuando te lleve del río.

 

Luego seré, como siempre,

un caballero legítimo,

sin evidenciar mis actos

ese encuentro clandestino.

Y si acaso me enamore

preferiré ser tu amigo,

para llevarte otras veces

hasta donde sueña el río.