Usted y yo
nos pintamos los labios de rojo
y le dimos color,
a nuestros besos,
aunque digas
que me quedé en ti
como parásito: dañando tu interior.
Usted y yo
nos olvidamos de los nombres,
entendimos que lo importante
era saber que nos amamos
y por eso no necesitamos
de pruebas, ni permisos
para quitarnos el gris de la mente
a punta de besos, de mil de colores.