Ya que has tocado en ésta noche gélida
Las ventanas del alma, de mi alma
¡No te vayas esta vez!
Ahora que has dejado
Sobre mi lecho un pétalo de rosa
Y has puesto sobre mis labios la gota que
Inquieta mis ansias y alebresta mi necesidad
¡No te vayas esta vez!
Tu cabellera desordenada y rostro mojado
Y esa mirada dulce e intensa que en vida horadó mi corazón
¡Oh, terrible lamentación!
Una noche de agosto, bajo el amparo
De la luna negra, partiste. Arrastrando tu vida
Tú sombra.
A la vera del camino y bajo la luz de la alborada
Se quebró el hilo de tu existencia.
Plagado de dolor también voló tu corazón
Tu alma, tu espíritu, para nunca regresar.
¡Quédate! Hablaremos hasta el amanecer
Cubriremos nuestros cuerpos con el manto de la noche
Y nuestras almas con el fulgor de las estrellas
Dame tus manos. Déjame secar tu rostro
Y enjugar las lágrimas que aquella Fatídica noche no quisiste
Esta vez, escucharas de mis labios
De esos que tanto amaste, la verdad, mi verdad.
Ven... De una buena vez, cruza el intenso de tus ojos negros
Con el verde cristalino de mis pupilas.
Ahora que has llegado.
¡No te vayas esta vez!.
* Imagen de Salud 180
Luz Marina Méndez C/06042019/ Derechos de autor reservados.